Érase una vez un señor con gafas

Bill Gates y el Nobel de la Paz.

Hace más de dos décadas que la multinacional farmacéutica Glaxo había iniciado las primeras investigaciones para una vacuna contra la Malaria. Al no ser una prioridad en Occidente, el proyecto se paró y quedó en el olvido hasta que la Fundación Bill & Melinda Gates, con el fundador de Microsoft y su mujer a la cabeza, se interesaron por el proyecto y relanzaron económicamente las investigaciones tras involucrar nuevamente a Glaxo y a diferentes instituciones públicas, principalmente españolas.

Ni más ni menos ni menos ni más. Como ha dicho Pedro Alonso, doctor del Hospital Clínico (Barcelona) que está dirigiendo las investigaciones en Mozambique, en diferentes entrevistas a lo largo de la semana, sin la creación de public-partnership, entiéndase en estos casos, sinergias públicas y filantrópicas que apelen a las malas conciencias de la empresa privada, los grandes cambios sociales y de salud mundial que ha de afrontar el siglo XXI no llegarán a buen puerto.

Y con esto y un bizcocho, no me extrañaría, vaya creo que es una de sus ambiciones, Bill Gates será Premio Nobel de la Paz en un plazo no superior a 20 años.

2 respuestas

  1. Pues si la investigación farmaceútica depende de la filantropía mal vamos. Aunque es bueno que Bill Puertas gaste algo en ese tema, ya que no puede gastar todo su patrimonio en una sóla vida. xD

  2. De la filantropía, de los organismos internacionales… no queda otra.
    Gates puso 750 millones de dólares para la creación de una agencia mundial de vacunas para abaratar sus precios en el mercado y los costes de producción. EE.UU puso 500 millones y España 50. :(